La cervecería Alcázar es un clásico de la capital almeriense. Es una apuesta segura, donde, en general, la calidad se mantiene estable. Es un bar de tapas de Almería de toda la vida, de las que se echan de menos. Mucha plancha, tapas de pescado y platos de cocina con criterio.

Es muy buen sitio para tapear con pescado, aunque también tienen opciones de carne. Si bien no hay ninguna tapa memorable, si tiene tres opciones que le diferencian de otros bares de su entorno. Si pasas por su barra no dejes de probar esas tres tapas insignia: el mero a la vinagreta, los boquerones en adobo y el bonito encebollao.

Esas son mis tres favoritas, pero tienes a tu alcance una más que generosa carta de tapas donde tampoco suelen fallar la marraná de pota, la ensaladilla rusa, las gambas, la almejas, las huevas (aliñadas o fritas), o el arroz, cuando hay. Las raciones se basan en las tapas del día y en pescado fresco, y son una buena opción para grupos.

Lo que menos me gusta del Alcázar es que la cerveza de barril es Cruzcampo, que parece que solo está buena en Sevilla. Los vinos tampoco son destacables.

Hace relativamente poco cambió de local pasando de la parte alta del Paseo de Almería a la calle Ricardos, su ubicación actual. Los fines de semana se pone a tope, pero entre semana suele ser bastante más accesible. Dispone de unas siete u ocho mesas y una serpenteante y amplia barra. El servicio es bastante ágil.