Una inyección de optimismo para el mundo que viene

Juan Martínez Barea

Escuchar a Juan Martínez Barea es siempre una inyección de optimismo hasta en los momentos más lamentables de esta crisis que ya dura demasiado. Ayer estuvo en Almería para presentar su primer libro, ‘El Mundo que viene’, que precisamente tiene su germen en nuestra provincia, en lo que definió como el proyecto “más bonito” de toda su carrera profesional: el programa ‘Líderes del futuro de Almería’ impulsado por la Fundación Eduarda Justo de la empresa Cosentino.

En principio no fui con intención de cubrir periodísticamente el evento. Fui a pelo, sin cámara, sin boli ni papel. Simplemente quería escuchar a Martínez Barea, saludarlo y hacerme con una copia del libro. Pero el mensaje que traslada es tan fundamental para los jóvenes desorientados en un panorama laboral tan inquietante como el actual, que creo que es positivo que se propague gran parte de ese optimismo para el mundo del futuro inmediato. Pero es que además su discurso está basado en datos reales que invitan al optimismo, pese a toda la negatividad que vemos día a día en los medios de comunicación tradicionales.

Francisco Martínez-Cosentino opina sobre el autor del libro: “No he conocido a nadie que se asome al futuro con tanta curiosidad, alegría y fuerza como Juan Martínez-Barea. Su síntesis es apasionante: las megatendencias lo están cambiando todo pero, al mismo tiempo, cada individuo, cada uno de nosotros, tiene hoy más capacidad que nunca para impactar en el mundo”

Con una larga vida profesional ligada a la innovación y los avances de la tecnología, es fácil entender la visión optimista que del futuro inmediato tiene Martínez Barea, y que precisamente se basa en la aceleración exponencial de la tecnología en nuestra era y en la definitiva implantación de la meritocracia.

Lo mejor es que lo veáis en este vídeo del mes de octubre, cuando Juan Martínez Barea presentó el libro en la Fundación Rafael del Pino. Básicamente es el mismo discurso que ayer escuchamos en Cajamar. Como digo, imprescindible:

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