Un brunch de cine

Entrantes - El Brunch de las once

El pasado domingo asistí a un brunch celebrado en pleno centro de la capital, en el Restaurante Plaza Vieja. Este desayuno-almuerzo fue organizado por El Brunch de las Once con el objetivo de “convertir algo normal en extraordinario” y para ello, además del enclave, escogieron el cine como temática para contextualizar la propuesta, utilizando este argumento a la hora de elegir la decoración, la música y el menú.

A la llegada compartimos alfombra roja con personajes de la talla de King Kong, la Estatua de la Libertad y el mismísimo Tiburón. Tras el desfile, en la entrada nos dieron la bienvenida las organizadoras del evento: Carmen, Nuria e Isabel con estilismos inspirados en “Reservoir Dogs”, simulando ser testigos del debut como director de Quentin Tarantino. Y como si se tratara de una entrega de premios o el estreno de alguna película, sin apenas darnos cuenta, nuestras manos sujetaban una copa de cava “Gramona Allegro”, lo que invitaba a romper el hielo y saludar con un brindis a amigos y desconocidos.

Siempre he pensado que el brunch (acrónimo de breakfast y lunch) era una costumbre neoyorkina, relacionándola televisivamente con “Sex in the City» y las escenas de Carry, Samantha, Charlotte y Miranda en «Pastis» (restaurante de la Gran Manzana). Pero fue Curro Lucas quien, entre copa y copa de cava, me remitió al libro “Historias curiosas de la gastronomía” de Lilian Goligorsky quien señala que realmente el brunch se hizo popular en Nueva Orleans a finales del siglo XIX. “Invento sureño, reñido con las prisas y los madrugones y buena prueba de la fama de bons vivant de las gentes de esa ciudad afrancesada y perezosa”.

Según Goligorsky (me he aprendido bien el guión) “esta comida está basada en platos con huevos, beicon, crepes, variedad de confituras, zumos, frutas, bagels, tostadas, francesas, té o café”. En este caso, el menú del brunch en Plaza Vieja superó los cánones establecidos, el cava iba acompañado de fresas y para empezar había: zumo; té; café; fruta cortada; diferentes tipos de pan; mermeladas; croissants y embutidos. Continuamos con queso; jamón; los típicos sandwichs de pepinillo o jamón york y queso (muy bien presentados), todo ello regado con cerveza, vino blanco o el tinto “Cinema”, temático para la ocasión. Cuando las conversaciones se iban animando, en un encuentro distendido y de intercambio de contactos, comenzaron a salir los platos de: crema de queso fresco con huevas y salmón marinado; tostas de roast beef con ensalada y finalmente entró en escena la estrella protagonista de la cocina del día: huevos a la benedictina, toda una delicia. He de destacar la labor del personal del restaurante que tuvo un servicio impecable.

No me lo pusieron nada fácil, pero conseguí percatarme de otra serie de detalles como los cuencos de palomitas que sostenían imágenes de decorados naturales de cine (Mónsul, la Plaza de la Catedral…); estrellitas de papel dorado que decoraban las mesas; unas o varias claquetas que fueron pasando de mano en mano; invitaciones personalizadas (aunque yo no recibí la mía) y como no, la exposición de tocados de Anlu Atelier inspirados en aquellos que un día llevaron grandes estrellas de Hollywood.

Lo tengo sumamente complicado pero si este evento se merece un Óscar, sin duda, sería a la banda sonora. Fue todo un acierto escoger al dj. Anibal Mcfly para pinchar música. Consiguió ambientar y animar la cita con canciones de películas, rythm & blues, rock & roll, power-pop y mucha música ye-ye.

Con esta propuesta las chicas del Brunch de las Once demostraron lo que pueden hacer a la hora de organizar cualquier tipo de celebración. Según me cuentan, no son un servicio de catering, aunque cuidan y consensúan el menú, siempre frío. Se encargan de organizar, dar contenido y decorar (con adornos hechos a mano) cualquier rincón.

Debo reconocer que, por las horas, mis desayunos de fin de semana se asemejan más a los de Audrey Hepburn en “Desayuno con Diamantes”, ya que tras alargar la noche del viernes o el sábado tomo cualquier cosa de vuelta a casa. Manteniendo el glamour como se puede (el tamaño de sus tacones no es igualable al de los míos) y salvando siempre las diferencias, siendo consciente de que el Paseo de Almería no es La Gran Avenida ni el escaparate de Joyería Regente es Tiffanys. De modo que un evento tan cool como el brunch me invita a aparcar esa costumbre, por lo menos una vez al mes, para disfrutar de una propuesta diferente y con contenido, que me permita aprovechar la jornada del domingo. Iniciativas de este tipo me llevan a pensar que algo se mueve en Almería y me encanta ser parte de ello. Confieso que El Brunch de las Once ha ganado una adepta.

9 pensamientos en “Un brunch de cine

  1. Nuestros tocados lo pasaron «de cine» nunca mejor dicho, después de un domingo tan especial solo queda esperar la próxima fecha para dejarnos sorprender; temática primavera

  2. Gracias por vuestros comentarios, ya podemos adelantar la fecha del Brunch de Primavera: domingo 28 de Abril. Tenemos una gran responsabilidad ….!!!
    FranFc: para asistir al Brunch sólo tienes que hacerte fan de nuestra página de facebook y reservar tu mesa unos días antes, está disponible para todo el que tenga ganas de disfrutar, eso sí, mayor de edad. No admitimos niños… aunque estamos barajando la posibilidad de organizar algún evento para ellos.

    Os iremos informando 🙂

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