Hoy nos vamos de cañas a Los Molinos, ese barrio tan peculiar de Almería que podíamos compararlo, exageradamente como buenos andaluces, con la ciudad de El Paso en Texas. En el corazón de este cruce de caminos (entre El Puche, Villablanca y la Avenida del Mediterráneo), se encuentra el bar ‘Los 4 Ases’. Ubicado junto a la iglesia, en la calle Juan Segura Murcia, durante años se ha convertido en un lugar de peregrinaje para los devotos del pescado fresco, las raciones abundantes y el ambiente familiar.

Entre su amplia variedad de tapas una de las más populares es el “sol y sombra”, patatas con salsa brava, por una parte  y alioli, por otra. Confieso: no es de mis favoritas pero, por lo menos, hay que probarlas una vez, sino parece que nunca has estado en este lugar. Personalmente me decanto por el pescado, no puedo evitarlo, nada más entrar de forma inconsciente, mis ojos se detienen en la vitrina donde se expone el producto. Jurel, caballa, salmonetes o boquerones, dependiendo del mercado, están entre mis opciones preferidas. Para raciones recomiendo la tradicional receta almeriense de calamar en aceite (se deshace en el paladar) o almejas a la marinera.

En cuanto a las tapas de cocina: para chuparse los dedos sin complejos, literalmente, encontramos los platos de patas o caracoles, estos últimos con una salsilla picante que te hace pedir más pan como si no hubiera un mañana… Los fines de semana y festivos hay arroz, eso sí, hay que ir temprano porque su éxito es tal que después de las dos y media ya no queda.

Para los más carnívoros, no paséis por alto sus tapas de costillas adobadas, aunque me pierda el pescado, siempre caigo en la tentación de la carne. Lomo, pincho, hamburguesa… completan el listado de opciones.

Los 4 Ases es una propuesta para todos aquellos a los que de vez en cuando el cuerpo os pide un bar de barrio, que bien podemos confundir con un bar de pueblo, no sólo por la decoración rústica, sino porque el trato es cercano y el ambiente es relajado. Los “tendencieros” que usan ropa deportiva como parte de su atuendo durante el fin de semana, se sentirán en su salsa y más cómodos aún en este bar.

Una última sugerencia: si cruzáis “la frontera” es preferible que sea a pie, dejando el coche al otro lado. Encontrar aparcamiento es complicado y estacionar el vehículo encima de la acera es un privilegio solo reservado para los “autóctonos”.