El sábado se celebró en Albox, uno de los eventos rockeros, junto con el Candil Rock, con mayor tradición de la provincia. La vigésimo octava edición del Festival Rock Albox trajo a Almería a cinco bandas de proyección nacional y en pleno estado de forma. Nada de viejas glorias en curvatura descendente. Lendakaris Muertos, Boikot, El Último Ke Zierre, Envidia Kotxina y Los Chikos del Maíz. A ellos se sumaron dos formaciones albojenses, los clásicos MHP y los festivos No Potable.
La respuesta del público y la intensidad de las actuaciones no dejan lugar a dudas, un rotundo éxito. No es que la continuidad de la cita dependiera de ello, pero había mucho en juego en esta edición. La de este año ha sido una de las más ambiciosas porque se ha confiado la organización a la empresa ‘Sufriendo y Gozando’, la promotora de un festival como ‘Aupa Lumbreiras’, uno de los más importantes del rock estatal y que congrega a más de 60 grupos en dos días. Si ha habido respuesta, los amantes del género podemos ilusionarnos con que se afiance la relación y, por qué no, con una propuesta aumentada.
Los primeros a salir a escena fueron los locales No Potable. Una propuesta híbrida entre el ska, las guitarras taimadas, la fusión de estilos en una carpa que poco a poco fue entrando al calor. De segundo plato, otros albojenses, MHP. Más de diez años a sus espaldas dan para tener una considerable legión de acólitos que celebraron su punk clásico, en ocasiones rudo, y en lo musical con marcado carácter anglosajón.
Aunque no es la primera vez que lo hacen, sigue sorprendiendo que Los Chikos del Maíz, grupo revelación del hip hop en el último año y medio, se muevan con tanta soltura ante un público en su mayoría punkrockero. Sus bases sencillas dan espacio a unas afiladas letras que no dejan títere con cabeza. Pura actitud nihilista que convenció tanto a los seguidores del género como a los ajenos. Su setlist estuvo centrado en su disco debut ‘Pasión de Talibanes’, recientemente premiado como el mejor disco Hip Hop en la cuarta edición de los Premios de la Música Independiente.
La festividad musical, la velocidad de la base rítmica, el juego de tres voces y las ganas de romper con todo que había en el ambiente convirtieron el concierto del grupo madrileño Envidia Kotxina en una algarabía considerable. En ocasiones, infravalorados dentro del propio circuito (la mala producción de los primeros discos aún pesa), demostraron que es uno de los grupos más en forma del punk patrio con canciones vibrantes como ‘El País de Alicia’ e ‘Historias En Blanco y Negro’ o pura adrenalina como ‘Deskiziao’ o ‘Mis Pesadillas’.
Tras ellos, uno de esas formaciones fundamentales en la historia del rock y el punk en castellano, El Último Ke Zierre. Su líder, compositor y frontman, ‘El Feo’ se dejó la apatía en casa y ofreció un concierto rabioso, veloz y con un setlist como hacía tiempo que no escuchaba. Cejaron en su obsesión reciente de tocar demasiados temas nuevos y le dieron a Albox lo que querían. ‘Altero Mi Cuerpo’, ‘No Tengo Miedo’, ‘Tus Bragas’, ‘Soldadito Español’ o la versión ‘Yo Podría Ser Tu Perro’ de Iggy Pop… Canciones aguerridas con espacio a la redención de amor decadente. Lo peor, tocaron tan rápido que acabaron quince minutos antes de lo previsto.
Otra banda fija en los festivales de todo el país y que Albox tuvo la oportunidad de ver el sábado fue Boikot. Con su reciente ‘Lágrimas de Rabia’ bajo el brazo, los madrileños no se obstinaron en cargar las tintas sobre las novedades y fueron desgranando su ska de base hardcoreta con la solvencia que les caracteriza y con Txikitin (Ska-P) a la trompeta. Canciones como ‘Inés’, la rusa ‘Korsakov’, las balcánicas ‘Amaneció’ o ‘Ska-lashnikov’, o ‘Mentiras’, pusieron a bailar a toda la carpa con profusión y violencia. Todo un ejercicio de supervivencia.
Para acabar una noche en la que el punk se hizo carne qué mejor que Lendakaris Muertos, nuestros The Dead Kennedys particulares. Es cierto que su música se basa casi siempre en el mismo ritmo de batería y tres o cuatro melodías que van alternando de manera aleatoria. Qué importa. La grandeza y lo que ha llevado a Lendakaris a ser uno de los grupos de moda en el punkrock estatal viene de sus letras. Irreverentes, irónicas, incorrectas y capaces de enfadar por igual a polos opuestos, mientras que su cantante se tira por el suelo o se mete entre el público micro en mano. Eso sí que es punk. ‘A La Calle’, ‘Punk De Molde’, ‘Envidia Cocina’, ‘Oso Panda’… cerca de cuarenta canciones en una actuación que ampliaron en 25 minutos, no sé si por aprovechar el cambio horario o porque directamente están como una regadera.
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