No tengo claro dónde estarán los otros tres, pero el Teide 4 lo tengo clarísimo y me vais a comprender perfectamente. Trabajo en la Urbanización Los Pinos de Huércal y esta cafetería es mi favorita, aunque no la única, pues me gusta diversificar. Pero si tengo que desayudar o tengo que comer unas tapas, no hay color por el barrio.

Desayunos

Es una comida muy importante y mi tostada favorita, así en general, es la de tortilla de patatas. Podría desayunar tortilla de patatas todos los días, pero el colesterol me echa para atrás. Aquí encontraréis una tortilla de patatas de un 9, en mi ranking personal. Es una tortilla muy esponjosa, con las patatas cortadas en trozos grandes, pero bien cuajada y compacta. No es habitual el tema de la patata en trozos grandes, pero el resultado es estupendo.

El resto de tostadas son más normales, pero muy bien. Mi otra favorita del Teide es la de fundido de atún con un poco de pimienta negra. Si hay algo que me mata es que los fundidos se hagan con quesos tipo sandwich, que se pega en el paladar, los dientes y en el alma. El fundido de aquí, no. Para mi importante, pues aunque no sea el mejor queso del mundo, eso suele significar que usan queso queso.

También tiene churros. Son de los congelados, pero están muy bien. El café, por cierto, muy bueno. Máquina automática de tambor de café sin moler. Estupendo. Que luego vas a un bar a tomar una tostada buena te la acompañan con un café regular y te echan a perder la mañana. Ya sabéis.

Suelo desayunar allí también algún fin de semana cuando voy dirección La Alpujarra a realizar algún sendero. En estos casos, suelo acompañar el desayuno de una palomica de anís y aquí las preparan muy bien. Muy equilibradas, no demasiado fuertes. Entran muy bien. Por si alguien se anima.

Almuerzo

La mañana en la oficina se desarrolla de forma habitual trabajando, alguna visita algún cliente y tal. Llega las 13,30h y el es momento “tigre” del estómago, haciéndose notar con algunos rugidos. En concreto el viernes pasado, llovió. Es decir, el estomago rugió algo parecido a “Migaaarrrs!!!”. Y el Teide no falla. Día de lluvia, migas. Bueno, migacas diría yo. Así que fuimos a comer.

Respecto a la comida tradicional, un 10. Recomiendo las migas, naturalmente, que las acompañan con sus aceitunas, su naranja, su chorizo, su morcilla, unos trocitos de jamón y uno pimiento frito, todo presentado en su mini-paellera negra de pintitas blancas.

Estupendas. No llevan mucho ajo, pero muy jugosas y generosas. Luego me tomé unos gurullos con conejo y morcilla buenísimos. También de tapa, esta vez en platillo de barro. Muy buenos. Como para pedir plato en lugar de tapa, sinceramente. Finalmente y aunque no tenía mucha hambre, me tentaros unos riñones en fritaílla que me encantaron. La fritailla era de ajillo y los riñones en rodajitas muy bien preparados, supertiernos. No os voy a negar que necesité un chicle para el ajillo, pues no es plan, pero riquísimos. Lo hemos hablado varias veces, y no es fácil encontrar un sitio donde pongan riñones bien preparados. Se está perdiendo un poco el tema de la casquería y es una pena porque son unos bocados riquísimos en mi opinión, pero que no hay que abusar por razones de salud. Finalmente os recomiendo también el lomo en bollito y las habas rocieras. En general cualquier tapa está muy bien: generosa, bien presentada y riquísima. Mejor si es de olla.

Para rematar la comida os recomiendo algunos de los café que ponen tipo mocaccino con nata, leche condensada, canela o chocolate. Los preparan muy ricos ciertamente.

Pepe, el dueño, un encanto. Serio y un profesional del ramo. El servicio en general muy bien. Jesús y Juanico atentos, raudos y muy amables. En el ambiente con los clientes se nota. Como en familia. De ese bar al que mola ir con frecuencia y echar algún rato con los camareros.

Si tenéis la oportunidad, no la desaprovechéis.