Spaghetti Festival

Foto: www.ayuntamientodetabernas.es

«Todos los revólveres tiene voz…y esa, la reconozco» (El bueno, el feo y el malo. Sergio Leone 1966) Y como no podría ser de otra manera, esa voz corresponde a la de Constantino Romero, cuya presencia eché de menos en Almería Western Film Festival 2012.

Y es que, no habiendo podido vivir este festival sobre cine del oeste con la intensidad y devoción que pudiera merecerse, muestro mi visión particular de un sábado con aires de bocata y cantimplora. Así me sentí en esta escapada con un puñado de amigos hasta Tabernas, donde se desarrolla el festival por segundo año consecutivo.

Sin ánimo de hacer crítica sobre las cintas programadas, sí menciono a la ganadora «Sal», cuyo visionado pudimos disfrutar lenta e intensamente en el magnífico teatro del pueblo. Sólo me hace pensar su condecoración en… ¿cómo serían el resto de películas? Y es que, no nos engañemos, es difícil reflejar hoy día la savia del western, aquello que tienen sus silencios, sus lentos cortes en las acciones o su necesidad de «inventar» el plano americano, pues a partir de este género se mostró en auge por el afán de mostrar las cartucheras de forajidos y justicieros ávidos de desenfundar, o no, en pantalla.

Tras el eterno film, pudimos tomar un refrigerio en el «Gran Café» de la plaza del pueblo, lugar para mi gusto encantador, por su luz entrante a través de la balconada del segundo piso donde se encuentran su barra y mesas. Recordaba el lugar por una amiga, quien además me deja suscribir estas palabras, que me lo dio a conocer años atrás junto con sus roscas de embutido y unos quintos.

Nos acercamos unos kilómetros adelante hasta el Fort Bravo, el otro emplazamiento del festival. Fue precioso poder presenciar este lugar de noche y repleto de gente. Dimos una vuelta por sus calles y casas de cartón piedra fotografiándonos e imaginándonos vivir en lugar así, cuidando de caballos y visitando al barbero una vez por semana, claro que el sueño se esfumó cuando nos pidieron 2,70 € por una mini cerveza, nos dimos cuenta, que aún estas cosas, las hacen pensando en los «guiris», como se diría en Almería. Exposiciones de salones vacíos, carros tirados por caballos, donde no puedes montarte y grandes fotocalls para hacerte las fotos de rigor, ni siquiera el mural de cuerpos con el agujero para introducir la cabeza y parecer un vaquero enternecedor.

En cualquier caso, disfruté mucho de esta escapada y me ilusiona ver que se organizan eventos de este tipo por parte de gente que, aunque no sea nacida en nuestra provincia, conoce a través del cine, secretos de ella que algunos ni imaginaríamos.

«Los 7 Magníficos», John Sturge, 1960

 

8 pensamientos en “Spaghetti Festival

  1. la intención de sus creadores es convertirlo en el Sitges del western… tiempo al tiempo. El caso es que para los amantes de los tiros y los foragidos fue una muy buena opción… lástima que no disfrutaras lo que esperabas; y sí, lo de la cerveza a 2,70 es para colgarlos.

  2. A mi me cobraron 2 euros por un litro de agua!!! Me sentí estafado, en tabernas cobrando como si fuera Londres! Pero por favor, como se va consolidar un festival asi si clavan con esos precios a almerienses como yo! Pa eso me llevo todo de mi casa!

  3. Magnífica crítica!!!pero bueno, dejemos que el festival crezca, se consolide y eche cimientos para poder disfrutarlo año tras años con más intensidad y mayor calidad.

  4. El problema eterno de Almería: matar la gallina de los huevos de oro. El día que eso cambie puede que prosperemos como merece nuestra provincia. Un saludo y enhorabuena por el artículo.

  5. Interesante post, yo me perdi todo el festival porque estuve en Granada.

    Y que recuerdos del Fort Bravo en ese casi mes que pasé intentandome formar como especialista pero mis miedos me pudieron y lo dejé, esa paz en medio del desierto, sin ruidos, sin presiones, solo el polvo, los caballos y el silencio cuando no habia visitantes.

  6. Me ha gustado esta crítica sobre todo en el sentido de global, de pretender ver todas las cosas que pueden afectarle al espectador, y no sólo estrictamente (aunque también) en el aspecto de ver películas, porque un festival es efectivamente mucho más que eso.
    Los western son, efectivamente, difíciles de emular hoy en día. Murieron como consecuencia de su propio éxito, o de sus arquetipos. Pero ahora está surgiendo una nueva generación interesante de westerns, que pretenden preservar los puntos fuertes (o su uso como vehículo para describir determinadas situaciones), y al mismo tiempo incorporarle una óptica moderna que provoque -como suele decirse de los clásicos- que lo ya dicho otras veces nos suene expresado de distinta manera.
    Sin duda un festival es la manera de promocionar este aspecto. El entorno, a poco que se trabaje, se presta a ello. Complementándolo con ciertos matices (quizás abrir un poco el espectro de las películas, o detalles de cara al público), se puede montar un muy buen festival alrededor de un paraje natural único. Almería es conocida por ciertas cosas, pero no debería olvidar el tiempo en el que fue protagonista de algunas películas épicas. Es un trozo de historia del que estar orgulloso. Y posts como éste contribuyen a que no se olvide. Espero más noticias en ese sentido.

  7. Pingback: 2012 un año tendenciero | Almería Tendencias

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