Solera Ibérica es fruto de la afición por el vino compartida por Alfonso Montaña y Álvaro Corsanego. Cansados del ajetreado ritmo de vida de las grandes ciudades y de trabajar para importantes multinacionales decidieron montar empresa propia. Tenían claro que querían una ciudad pequeña, tranquila, cercana al mar, con buena calidad de vida y posibilidad de negocio. Finalistas: Cádiz y Almería.

Se decantaron por Almería capital y vinieron sin conocer absolutamente a nadie. En 2005 abría sus puertas Solera Ibérica en la céntrica y escondida Plaza Careaga. Yo entré por primera vez a finales de 2006 o principios de 2007. Enseguida aprecias que lo que hay entre sus cuatro paredes es amor por el vino. El 80% de las marcas de Solera Ibérica son elaboradas en pequeñas bodegas familiares que Alfonso y Álvaro han visitado personalmente. Y por supuesto conocen a la perfección todos los detalles de cada vino que venden. El vino llega a la tienda directamente desde bodega en transporte refrigerado y en destino se mantiene siempre en condiciones óptimas de almacenaje. Parecen perogrulladas, pero no se cuidan los detalles en todas las vinotecas que visito.

Alfonso, miembro de la Unión Española de Catadores, es además un excelente anfitrión que te ayuda a encontrar el vino perfecto para cada ocasión o cualquier maridaje gastronómico. Su mayor obsesión es que el cliente salga contento. Si eres cliente habitual también recuerda tus filias y tus fobias, y recomienda nuevos vinos teniendo en cuenta tu perfil de consumo. Genial para bebedores infieles (como yo) a los que nos gusta descorchar constantemente vinos desconocidos.

En cuanto al origen del vino, aunque abundan Riojas y Riberas, hay una generosa oferta de vinos de casi todos los rincones de España. La gama de precios es muy amplia, pero es fácil encontrar grandes vinos a precios ajustados. También tienen una cuidada selección de vinos generosos, espumosos, almerienses, referencias internacionales y destilados categoría premium. En tienda tienen unas 300 referencias de vino que van renovando con frecuencia, y según época del año, para mantener las expectativas de sus clientes más exigentes. En sus estanterías lucen accesorios del vino (copas, abridores, bombones, jabones, etc.) de primeras marcas.

Por si fuera poco, organizan cursos de cata de vino en sus instalaciones o donde sea necesario. Asesoran a unos pocos bares y restaurantes de Almería que se toman en serio lo de tener un buen vino en la carta y conocer sus matices.