Si estás por la zona de Abrucena, uno de los restaurantes que debes conocer es La María. Perfecto para después de una ruta de senderismo o de bicicleta de montaña por la comarca. Si vas en coche es recomendable dejar el vehículo a la entrada del pueblo y andar los 500 o 600 metros hasta llegar al local, muy cerca del Ayuntamiento.

Cuando hace buen tiempo nada como sentarse en la terraza de La María, con preciosas vistas panorámicas a la sierra. Si llueve, en la parte de arriba tienen un saloncito muy acogedor, con las mismas vistas, pero con un cristal como frontera.

Imprescindibles los huevos fritos con patatas y pimientos, así como las verduras salteadas con setas. Su queso a la plancha es una auténtica curiosidad, ya que esta receta suele prepararse con queso fresco y en La María usan un semi-curado. El toque crujiente que queda es una perdición para amantes del queso. Y ya que uno está allí hay que probar el guisote, una especie de pisto con calabaza y patatas, que no entusiasma pero es agradecido con un poco de pan. Sus incondicionales también defienden las raciones de cordero y conejo. Todo al centro y a compartir con alegría.

Sus platos por encargo tienen fama entre su fieles. Los arroces (especialmente con conejo) y las migas son dos opciones a tener en cuenta si la visita al restaurante se planea con tiempo.

No esperes lujos. Es un restaurante rural, con manteles de papel, sin finuras, pero con todo el sabor de la materia prima utilizada y aires granadinos en los detalles. Olvídate de la carta y déjate guiar por el personal que atiende las mesas.

• Lo mejor: Un servicio eficiente y resolutivo como se encuentra ya en pocos sitios.
• Lo peor: El exceso de aceite en muchos de sus platos. Al menos es aceite de oliva de buena calidad elaborado en la comarca.

Puedes salir absolutamente satisfecho de comida y bebida por unos 15-20 euros por persona. Después toca una caminata o una siesta.