Nada más entrar en la Taberna Sacromonte uno se da cuenta de que la edad media de su parroquia es alta. Si te fijas un poco mejor, te percatas de que su público está conformado por maestros tapeadores, esos almerienses que conocen los mejores bares de la capital y los recorren fielmente cada semana.

Y es que, aunque abrió en el mes de febrero de este año, el Sacromonte tiene todos los ingredientes de los bares de toda la vida: Buenas tapas, servicio sencillo pero profesional, precios razonables y ruido de ambiente. Solo falta un suelo lleno de cabezas de gamba y palillos de dientes en un ambiente lleno de humo y olor a madera mojada. Menos mal.

Al Sacromonte se viene a comer pescado. Tienen una carta de tapas relativamente corta para garantizar la frescura del producto. Destacan frituras como los buñuelos de bacalao, pollicos, saltones o gambillas. Me atrevería a decir que de los mejores fritos de Almería, cosa no muy difícil teniendo en cuenta lo mal que se fríe en los bares de tapas de la ciudad.

Si eres de los que evitan comer fritos, tienes otras opciones deliciosas: bonito seco, vinagreta de huevas de merluza, patatas con arenque y una fritadilla casera con mucha personalidad. Los fieles del bar también piden con frecuencia el pulpo en aceite, la asadura y algunas tapas de plancha. Del bacalao destaca el tomate casero. Dulce, como se hacía antes en las casas.

Entre las raciones convencen salmonetes, calamares y cigalas, entre otras opciones de pescado fresco. Siempre guardan algún tomate de calidad por si te apetece un plato bien aliñado. También hacen arroces por encargo con muy buena pinta.

El local es sencillo, sin estridencias. Cinco o seis mesas donde sentarse, además de una larga barra alta con varias banquetas. No hace falta más.

Ante tanto nuevo gastrobar sin ideas ni coherencia, se agradece la apertura de bares sin pretensiones pero con las cosas claras. Ya es uno de mis nuevos favoritos por el centro.

A la espera de que les concedan licencia de terraza, de momento abren de martes a domingo al mediodía, y las noches de jueves a sábado.

Y como está a tiro de piedra del quiosco Amalia, lo mejor que puedes hacer después del tapeo es tomar allí un americano, un jábega o un quemaíllo.